La respiración consciente consiste en prestar atención al ritmo de la respiración, a los movimientos de inhalación y exhalación, sin pensar en nada más, y así reducir los niveles de estrés y favorecer la relajación de la mente y el cuerpo. Una de sus principales ventajas es que puede practicarse en cualquier lugar y en cualquier momento, ya sea en el trabajo, en casa o en un espacio público.

Se ha demostrado que la práctica regular de la meditación y la atención plena mejora la regulación emocional. Le ayuda a cultivar un mayor sentido de la autoconciencia, lo que le permite observar y comprender sus pensamientos y emociones sin sentirse abrumado por ellos. Esta conciencia le permite responder a los factores de estrés de una manera más tranquila y pacífica.

El estado de presencia reduce los síntomas de ansiedad, depresión y otros desequilibrios de la salud. Al entrenar la mente para que permanezca centrada en el momento presente, se refuerza la capacidad de concentrarse en cada momento, en una acción, lo que permite un autoconocimiento mucho mayor y un mayor retorno energético, ya que no hay dispersión de la mente.

El ChiKung es una práctica originaria de la antigua China, basada en los principios de la Medicina Tradicional China, que combina movimiento, meditación y técnicas de respiración regulada para cultivar y equilibrar la energía vital del cuerpo, conocida como "Chi". Su práctica calma la mente, reduce el estrés y favorece la relajación, aumenta los niveles de energía, combate la fatiga y mejora la vitalidad general.

La expresión artística y la creatividad, además de favorecer la concentración y la meditación sobre la acción, nos permiten dejar atrás el mundo racional y trabajar nuestra intuición. Los ejercicios creativos de pintura, escritura o danza desarrollan la flexibilidad mental, expanden la mente y permiten descubrir nuevas formas más intuitivas de encontrar soluciones a las situaciones cotidianas.

Conectar con la naturaleza de forma presente y consciente, caminar por la naturaleza (meditación caminando) y observar el mundo que nos rodea y las pequeñas cosas que a veces pasan desapercibidas, y agradecer la maravilla que nos regala la naturaleza y vivir de acuerdo con sus ritmos naturales.

Una alimentación sana implica seguir una dieta equilibrada y saludable, saber qué alimentos ayudan a combatir el estrés y cuáles hay que evitar. Pero no sólo eso, también implica ser más consciente cuando se come, valorar lo que se come y prestar atención a las señales de hambre y saciedad, y entender la relación que se tiene con la comida en momentos de estrés.

El sueño desempeña un papel crucial en la gestión del estrés y el bienestar general. El estrés tiene un impacto negativo en nuestro sueño, y dormir poco puede contribuir a aumentar los niveles de estrés. Por lo tanto, dar prioridad a unos hábitos de sueño saludables es esencial para una gestión eficaz del estrés.